El silencio de las almas
Reclama mi agonía,
Noches de lunas dormidas
Bañadas de la sangre mía.

Reconozco tu venida
Deslizas tu cuerpo por mi ser,
Saboreo con delicia tus deseos con placer.
El castillo del dolor
Vuelve a tenderme sus manos,
Mal limpiadas del amor.
Hago mi esfuerzo en vano.

Se acerca la noche
De lunas dormidas,
En silencio el derroche
De mis huellas ensangrentadas.

En busca del alma
Que olvide algún día,
Me encuentro en la noche
Que extingue mi vida,

Que enmudece mis labios,
Nefasta atracción,
Que envuelve mis odios,
Mi adorable dolor.

Sangre, resbalada gime,
Muda canción de serpientes,
Ruedo muerto por la pendiente
Y el grito de mis alas se extiende.

Ángeles negros volaban
Por el aire del poniente,
Ángeles de largas trenzas
Y corazones de aceite.

Lo has hecho con muchos,
Te esperaba, solemne,
Solitario, en susurros,
Bien venida muerte.